Este tipo de hernias ocurren
cuando se debilitan los músculos perineales y del esfínter anal externo, fallando
para mantener el soporte de la pared rectal, pudiendo ocasionar saculación
rectal y herniación de próstata, grasa, vejiga o intestino.
Aunque no se sabe con exactitud el origen de
esta enfermedad, se piensa que intervienen hormonas masculinas, ya que es un
problema que raramente se da en animales castrados. También puede ser por
cambios degenerativos en los músculos elevadores del ano. Cualquier trastorno
crónico que curse con tenesmo crónico (estreñimiento o prostatomegalia) puede
desencadenar este problema.
Principalmente afecta a perros viejos no
castrados, aunque también se ha observado en algunos gatos.
La hernia puede se unilateral
(sobretodo el lado derecho) o bilateral.
SIGNOS CLÍNICOS
-Estreñimiento.
-Obstipación (estreñimiento que
se resiste a los tratamientos habituales).
-Disquecia (Defecación difícil o
dolorosa).
-Tenesmo (Necesidad continua de
defecar, aunque al intentarlo a veces no se consiga defecar).
-Estranguria (Escozor intenso
tanto durante la emisión de orina como después) en caso de herniación de la
vejiga con obstrucción uretral asociada.
DIAGNÓSTICO
Se fundamenta en palpar la
hernia, que se reducirá en sentido ventrolateral al ano, y palpar también el
diafragma pélvico debilitado y con un defecto rectal.
TRATAMIENTO
El objetivo inicial es evacuar
las heces retenidas en el recto. Podrá ser necesario vaciar la vejiga urinaria
para poder liberarla de la hernia.
En algunos perros con hernia
perineal se puede conseguir una defecación normal a base de laxantes y dietas
ablandadoras de las heces.
La castración de los perros con
hernia perineal leve puede prevenir el progreso de la enfermedad.
La cirugía (herniorrafia perineal)
combinada con la castración proporciona mejores resultados a largo plazo en la
mayoría de los casos.
TÉCNICA QUIRÚRGICA
Consideraciones prequirúrgicas
- Castrar en la misma
intervención.
- La obstrucción uretral
secundaria a atrapamiento vesical requiere cistocentesis (vaciar la vejiga) y
colocar un catéter uretral.
Técnica
- Paciente en decúbito esternal
- Sutura en bolsa de tabaco, para
cerrar el ano durante la cirugía.
- Realizar incisión curvilínea,
empezando lateral a la base de la cola y extendiéndose ventralmente por debajo
de la prominencia perineal.
- Disección roma del tejido que
recubre el saco herniario.
- Abrir el saco herniario con
tijeras.
- Devolver el contenido herniado
al abdomen.
- Combinar distintas técnicas
para una mejor resolución: Elevación del músculo obturador interno, colocación
de malla de polipropileno y transposición del gúteo superficial.
Cuidados y complicaciones
quirúrgicas
A corto plazo
- Dificultad para orinar o
hematuria (sangre en orina) puede indicar afectación uretral.
- Prolapso rectal en la
eliminación de una hernia bilateral. Realizar la reducción de cada lado de la
hernia con una separación de varias semanas elimina esta complicación en la mayoría
de los casos.
- Puede haber incontinencia fecal
si se ven afectados los nervios pudendo o recto caudal.
- Aunque no es frecuente, puede
producirse incontinencia urinaria.
- Puede haber infección de la
herida por la colocación inadecuada de las suturas en la pared rectal, penetración
del saco anal o contaminación.
A largo plazo
- La incontinencia fecal puede
perdurar semanas o meses, incluso ser indefinida si se afectan los nervios
bilaterales.
- La aparición de una nueva
hernia perineal dependerá de la gravedad de la primera hernia y de la habilidad
del cirujano para resolverla. La castración puede ayudar a disminuir la
recurrencia.
PRONÓSTICO
Ciertas técnicas quirúrgicas (técnica del colgajo obturador) se
asocian a menos problemas posquirúrgicos y a un índice menor de recurrencia.
Pilar Fiñana Moscoso
Veterinaria Residente