lunes, 7 de julio de 2014

PROLAPSO DE GLÁNDULA DE MEMBRANA NICTITANTE

Introducción
MORA es una cachorra de Shar pei de cuatro meses de edad que ya ha terminado su protocolo vacunal. Con anterioridad, no había tenido problemas oftalmológicos ni de ningún otro tipo. Sin embargo, en un solo día, apareció una masa extraña de color rojizo en el canto nasal de su ojo izquierdo. Después de eso, los propietarios acudieron inmediatamente a consulta.

Presentación del caso
Lo que le ocurría a MORA es un prolapso de la glándula lacrimal de la membrana nictitante (tercer párpado de los perros), conocido por muchos como “cherry eye” u “ojo en cereza”.
Se trata de una afección típicamente descrita en algunas razas, sobre todo braquicéfalas (de hocico corto), con posibilidad de ser unilateral y afectar a un solo ojo, o bilateral y afectar a ambos ojos. En este caso Mora sólo lo presentó en el ojo izquierdo. La causa es multifactorial, siendo de gran importancia el factor genético.
Este problema se resuelve mediante una cirugía simple. Existen muchas opciones para recolocar la glándula en su sitio, pero la más extendida es la Técnica del bolsillo de Morgan.


Exploración y diagnóstico
Se trata de una patología muy visual, por lo que el diagnóstico es sencillo. Normalmente basta con extender el tercer párpado y realizar un examen externo del mismo. Habría que realizar un diagnóstico diferencial de tumores y otros procesos asociados, que por la edad de la paciente y durante la exploración, fueron descartados.

Para explicar mejor qué ocurre en la membrana nictitante, podéis echar un vistazo a las siguientes imágenes. En ellas aparece la estructura normal del ojo de un perro, en comparación con la configuración que adquiere cuando existe el prolapso. La importancia de operar esta patología es que esta glándula aporta más del 50% de la lágrima que lubrica y protege al ojo. La reducción de esta lágrima favorece la aparición de queratoconjuntivitis seca (ojo seco) y predispone también a la formación de úlceras corneales.



Tratamiento
MORA estuvo con collar isabelino, antiinflamatorios tópicos y orales hasta unos días antes de realizar la cirugía, para reducir la congestión del área quirúrgica. La cirugía se llevó a cabo con anestesia general y en menos de una hora. La técnica que se realizó fue la del bolsillo de Morgan.  Después de la misma, se mantuvo una semana con collar isabelino, con antibioterapia oral y con los mismos antiinflamatorios que antes.
Teniendo en cuenta que en esta raza es frecuente encontrarnos esta patología, puede volver a desarrollar el proceso en ese mismo ojo o en el otro con los años. Mientras tanto, su salud ocular será óptima, ¡ojalá nunca más nos tengamos que volver a ver por algo así!