lunes, 24 de octubre de 2011

EL EXAMEN NEUROLOGICO EN VETERINARIA

La neurología veterinaria ha sido y es una parte de la medicina interna bastante desconocida para la mayoría de los veterinarios, pero eso no significa que sea menos importante.


La dificultad de esta especialidad radica en la necesidad de tener unos conocimientos básicos en cuanto a neuroanatomía, que nos permitan interpretar correctamente un examen neurológico, que es la base para localizar la lesión y con ella poder realizar las pruebas complementarias necesarias para llegar a un diagnóstico.


Como pequeña aclaración, a continuación muestro un esquema del sistema nervioso, tal vez necesario para comprender las distintas partes en que se divide y trabaja:

-Sistema nervioso central: encéfalo + médula espinal
-Sistema nervioso periférico: nervios periféricos


Esta clasificación es anatómica exclusivamente


No se entiende un examen neurológico sin un examen general previo, que también nos aporta mucha información, como por ejemplo: atrofias musculares, debilidad, nistagmos…


El examen neurológico consta de varias partes:


- Estado mental del animal y marcha: observamos mientras hablamos con el propietario, si el animal está consciente, o por el contrario vemos señales de demencia, estupor o incluso coma. Buscamos también posturas anómalas: torneo, head-pressing (apoyan la cabeza en la pared y empujan), rowling (giro completo del cuerpo), etc…La marcha normalmente se analiza con el animal suelto por la consulta, pero a veces es necesario hacerlo caminar junto con el propietario, o incluso correr.


- Examen de los pares craneales: evaluamos los llamados pares craneales, que son pares de nervios que nacen en la base del cerebro y tienen como misión el control neurológico de la cabeza, desde la sensibilidad facial hasta el parpadeo o el reflejo de deglución. Estos nervios atraviesan toda la masa encefálica, por lo que una lesión en ella, nos provocará con total seguridad una alteración en el examen de estos nervios. Para evaluarlos, realizamos distintas pruebas, como por ejemplo el reflejo de amenaza, la contracción pupilar, la deglución… También incluimos aquí la manipulación cervical, donde buscamos puntos de dolor.


- Reacciones posturales: estas pruebas no nos localizan la lesión ya que requieren la estimulación de multitud de receptores de posición y nervios periféricos, que elaboran un estímulo que se transmite a través de la médula espinal para llegar al encéfalo, donde se integra toda la información y se elabora una respuesta que ha de llevar a cabo el sistema musculoesquelético. Vemos con esto que está implicada gran parte del sistema nervioso y muscular, por lo que estas pruebas “sólo” nos ayudan a identificar déficits neurológicos y a compararlos entre las extremidades del mismo animal; a saber: propiocepción, posicionamiento táctil y visual, carretilla, carretilla con cuello extendido, salto, hemimarcha….


- Reflejos espinales: estos reflejos, a diferencia de los anteriores, no viajan por el sistema nervioso, sino que sólo llegan hasta una porción de la médula llamada intumescencia (hay dos, torácica para los miembros anteriores y lumbar para las posteriores) para volver luego en forma de respuesta. Clásicamente conocemos el martillazo en la rodilla que nos hace estirar la pierna de forma involuntaria. Con ellos evaluamos el sistema nervioso periférico y algunos de ellos son: reflejo del bíceps, del tríceps, reflejo flexor, reflejo rotuliano, ciático, tibial…


Es interesante también buscar puntos de dolor en la columna y evaluar la sensibilidad de ésta mediante el reflejo panicular: vamos pellizcando a ambos lados de la columna y la piel debe ir contrayéndose, como seguramente habremos visto hacer a los caballos cuando se les posa una mosca.


En la próxima entrada haremos una aproximación a la interpretación del examen neurológico.


Cristina Félez Esteban



Responsable Área Neurología

domingo, 23 de octubre de 2011

FRACTURA FISARIA DISTAL DE FEMUR IZQUIERDO


Curro es un macho de Jack Russell Terrier, de 4 meses de edad que nos remiten de otro centro.
Según los propietarios hace unos día se tiró del coche pick up en el campo y cuando lo recogieron presentaba una cojera marcada de la extermidad posterior izquierda.
Acudieron a su centro veterinario habitual, donde se le realizó una radiografía observando una fractura en el femur izquierdo, por lo que nos lo remiten para su resolución.



Se presenta en nuestro centro donde confirmamos una fractura Salter Harris tipo I, de la fisis femoral izquierda.


La exploración general preanestésica nos mostró valores dentro de los límites fisiológicos.
La analítica preanestésica realizada en su centro veterinario habitual nos mostró parámetros dentro de los límites normales en un perro de las características de Curro.
Realizamos un protocolo de anestesia inhalatoria, más un bloqueo epidural del tercio posterior.
La fractura se resolvió mediante la colocación de dos agujas de Kischner cruzadas, obteniendo un resultado satisfactorio.


Las fracturas fisarias distales de fémur, son fracturas frecuentes que aparecen prinicpalmente debidas a traumatismo en animales inmaduros, generalmente de entre 4 y 8 meses. Generalmente el pronostico postquirúrgico es muy positivo, mientras que la no resolución quirúrgica normalmente implica un mal pronostico para la movilidad de la rodilla.
La utilización de la anestesia epidural, unido a la anestesia inhalatoria, nos permite mantener al animal en un plano anestésico menos profundo, así como un mejor control de la analgesia (del dolor.).

Juan Ignacio Sedano Reyes
Responsable del área de traumatología