La dificultad de esta especialidad radica en la necesidad de tener unos conocimientos básicos en cuanto a neuroanatomía, que nos permitan interpretar correctamente un examen neurológico, que es la base para localizar la lesión y con ella poder realizar las pruebas complementarias necesarias para llegar a un diagnóstico.
Como pequeña aclaración, a continuación muestro un esquema del sistema nervioso, tal vez necesario para comprender las distintas partes en que se divide y trabaja:
-Sistema nervioso central: encéfalo + médula espinal-Sistema nervioso periférico: nervios periféricos
Esta clasificación es anatómica exclusivamente
No se entiende un examen neurológico sin un examen general previo, que también nos aporta mucha información, como por ejemplo: atrofias musculares, debilidad, nistagmos…
El examen neurológico consta de varias partes:
- Estado mental del animal y marcha: observamos mientras hablamos con el propietario, si el animal está consciente, o por el contrario vemos señales de demencia, estupor o incluso coma. Buscamos también posturas anómalas: torneo, head-pressing (apoyan la cabeza en la pared y empujan), rowling (giro completo del cuerpo), etc…La marcha normalmente se analiza con el animal suelto por la consulta, pero a veces es necesario hacerlo caminar junto con el propietario, o incluso correr.
- Examen de los pares craneales: evaluamos los llamados pares craneales, que son pares de nervios que nacen en la base del cerebro y tienen como misión el control neurológico de la cabeza, desde la sensibilidad facial hasta el parpadeo o el reflejo de deglución. Estos nervios atraviesan toda la masa encefálica, por lo que una lesión en ella, nos provocará con total seguridad una alteración en el examen de estos nervios. Para evaluarlos, realizamos distintas pruebas, como por ejemplo el reflejo de amenaza, la contracción pupilar, la deglución… También incluimos aquí la manipulación cervical, donde buscamos puntos de dolor.
- Reacciones posturales: estas pruebas no nos localizan la lesión ya que requieren la estimulación de multitud de receptores de posición y nervios periféricos, que elaboran un estímulo que se transmite a través de la médula espinal para llegar al encéfalo, donde se integra toda la información y se elabora una respuesta que ha de llevar a cabo el sistema musculoesquelético. Vemos con esto que está implicada gran parte del sistema nervioso y muscular, por lo que estas pruebas “sólo” nos ayudan a identificar déficits neurológicos y a compararlos entre las extremidades del mismo animal; a saber: propiocepción, posicionamiento táctil y visual, carretilla, carretilla con cuello extendido, salto, hemimarcha….
- Reflejos espinales: estos reflejos, a diferencia de los anteriores, no viajan por el sistema nervioso, sino que sólo llegan hasta una porción de la médula llamada intumescencia (hay dos, torácica para los miembros anteriores y lumbar para las posteriores) para volver luego en forma de respuesta. Clásicamente conocemos el martillazo en la rodilla que nos hace estirar la pierna de forma involuntaria. Con ellos evaluamos el sistema nervioso periférico y algunos de ellos son: reflejo del bíceps, del tríceps, reflejo flexor, reflejo rotuliano, ciático, tibial…
Es interesante también buscar puntos de dolor en la columna y evaluar la sensibilidad de ésta mediante el reflejo panicular: vamos pellizcando a ambos lados de la columna y la piel debe ir contrayéndose, como seguramente habremos visto hacer a los caballos cuando se les posa una mosca.
En la próxima entrada haremos una aproximación a la interpretación del examen neurológico.
Cristina Félez Esteban
Responsable Área Neurología
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