COLAPSO TRAQUEAL
La tráquea es el conducto
flexible que conecta las vías respiratorias superiores (porciones nasal, oral,
faríngea y laríngea) con las inferiores (bronquial y bronquiolar). La tráquea está formada por una serie de
anillos cartilaginosos en forma de C que están conectados por ligamentos
anulares. Dorsalmente estos anillos se cierran por el músculo dorsal traquealis
o membrana traqueal dorsal.
FISIOPATOLOGÍA
La etiología del colapso traqueal
en el perro sigue sin estar clara. La teoría de que puede existir una causa
genética esta soportada por la prevalencia de esta enfermedad entre las razas
toy.
Los cambios microscópicos y ultraestructurales en la matriz orgánica del cartílago de los perros afectados es una característica. En comparación con tráqueas de animales sanos, el cartílago afectado tiene menos cantidad de condrocitos, y existe pérdida de cartílago hialino normal reemplazado por fibrocartílago o tejido fibroso. Además también presenta una disminución de sulfato de condroitina, calcio, glucoproteínas y glucosaminoglicanos. Este último componente se encarga de ligar agua, y al estar disminuido también baja la proporción de agua. Todo ello confiere a los cartílagos debilidad.
En función del aspecto endoscópico se estableció un sistema de clasificación
del colapso traqueal:
Grado I: Cartílago traqueal normal, membrana traqueal dorsal ligeramente pendulante. Pérdida de hasta el 25 % del diámetro luminar.
Grado II: Leve
aplanamiento de los cartílagos traqueales, membrana traqueal dorsal más
pendulante. Reducción de la luz de hasta un 50 %.
Grado III: Aplanamiento
marcado de los cartílagos traqueales, los bordes son clínicamente palpables. La
membrana traqueal dorsal casi contacta con la pared traqueal opuesta.
Disminución del diámetro de la luz de hasta un 75 %.
Grado IV: Colapso
traqueal total. Los cartílagos están completamente aplanados o incluso
invertidos. La luz está completamente obliterada.
Los grados I, II y III tienden a
responder bien al manejo médico, el grado IV se resuelve mediante cirugía.
EPIDEMIOLOGÍA
Las razas afectadas más
frecuentemente son los Caniche toy, Yorkshire terrier, Pomerania, Maltés,
Carlino y Chihuahua. El colapso traqueal también se ha descrito ocasionalmente
en perros de raza grande. Su presentación es mayor en perros de edad
media/avanzada, y con sobrepeso u obesidad.
SIGNOS CLINICOS
La tos es el principal signo clínico, descrita como tos seca o de “graznido de ganso”, pero pueden darse casos de tos húmeda o de ausencia completa de tos. Comienza como una tos leve, que frecuentemente se vuelve severa, paroxística o incesante conforme avanza la enfermedad. La tos suele empeorar con el ejercicio, excitación, ingestión de comida y agua o por un llevar un collar muy apretado.
El grado de intolerancia al ejercicio
es proporcional a la gravedad del colapso traqueal o la actividad del animal.
Puede describirse la presencia de náuseas, ya sean debidas a la presencia de paresia laríngea (se da en el 30 % de los casos de colapso traqueal) o por la mucosidad traqueal que se expele en la nasofaringe durante la tos.
Otro signo común es la disnea
inspiratoria, ya que el segmento afectado suele ser el cervical o
cervical y torácico conjuntamente. Sólo será disnea espiratoria en aquellos
casos de colapso traqueal o traqueobronquial torácico puro.
Los estridores son compatibles con colapso traqueal cervical, y pueden llevar a un brote de tos paroxística o viceversa.
En procesos graves puede aparecer
disnea
en reposo, cianosis y colapso.
EXAMEN FÍSICO
Los perros afectados pueden ser
completamente normales en el examen físico.
El signo más frecuente es la tos seca, la cual puede inducirse por una palpación leve de la tráquea. En ciertos animales pueden palparse anillos traqueales aplanados con ángulos dorsolaterales prominentes en casos de colapso cervical, especialmente a la entrada del tórax. El nivel de disnea puede aumentar con una hiperextensión del cuello al provocar un mayor aplanamiento de la tráquea.
En la auscultación pueden
encontrarse sibilancias bruscas ("pitos") en perros con bronquitis
recurrente. También es posible escuchar un “clic” característico que puede
auscultarse al final de la espiración provocado por la separación brusca de las
mucosas opuestas en el segmento colapsado. La auscultación pulmonar suele ser
normal, excepto en casos en los que encontremos una degeneración similar en el
tejido bronquial (relativamente frecuente) o exista bronquitis crónica
concomitante (también frecuente, asociada a los cambios en el tejido).
En casos crónicos, al igual que en otras patologías respiratorias de carácter crónico, podemos encontrar signos relacionados con hipertensión pulmonar.
En algunos casos podemos observar
aumento del tamaño hepático debido a infiltración
grasa en perros obesos o a hepatopatías por hiperadrenocorticismo, que se
presenta en un porcentaje de casos de colapso traqueal.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
-
Síndrome del braquicéfalo.
-
Enfermedades laríngeas.
-
Bronquitis crónica.
-
Traqueobronquitis infecciosa.
-
Dirofilariosis.
-
Enfermedad pulmonar/cardiovascular primaria.
-
Obstrucción traqueal intrínseca/extrínseca.
1.
Radiografía
Serán necesarias radiografías de cuello y tórax, en las que se apreciará el aplanamiento dorsoventral de un segmento de la tráquea.
Debido a la naturaleza dinámica
de la enfermedad, debe realizarse una valoración tanto en la fase inspiratoria
como la espiratoria. En animales con
colapso traqueal cervical, durante la inspiración la tráquea cervical aparecerá
colapsada, y la intratorácica normal o dilatada. En casos de colapso traqueal
intratorácico, durante la espiración habrá dilatación cervical y estrechamiento
intratorácico. En casos más avanzados podrá verse el colapso en ambas fases de
la respiración.
Muy útil es el uso de la fluoroscopia, ya que da información continuada en todas las fases del ciclo respiratorio, y sólo con esta técnica podrá observarse el colapso traqueal dinámico, que sólo es evidente cuando se da una elevación dramática de la presión intrapleural (por ejemplo en la tos).
Aún así ninguna de estas dos
técnicas debe ser usada para el diagnóstico definitivo por sí solas.
Las radiografías de tórax son útiles para la detección de problemas
concurrentes, ya sean cardiovasculares, de vías respiratorias bajas o
pulmonares.
2.
Traqueobroncoscopia
La tráquea sana es
estructuralmente rígida y el tamaño cambia mínimamente con la respiración. En
los casos de tráqueas con colapso, la membrana traqueal dorsal frecuentemente
se observa pendulante en el segmento afectado, y los cartílagos traqueales
pueden verse aplanados, perdiendo su característica forma de C.
También son útiles la fibroendoscopia flexible y la videobroncoscopia.
El protocolo a seguir incluye
anestesia general. Hay que tener en cuenta el incremento del tono vagal, la
posibilidad de cor pulmonale o enfermedad cardiaca derecha secundaria y
posibles enfermedades concurrentes de las vías respiratorias bajas, así como la
broncoconstricción. Si el animal no se estresa, se recomienda el uso de
preoxigenación mediante mascarilla. Debe considerarse el uso de antitusivos
narcóticos, broncodilatadores y anticolinérgicos.
La extubación de estos pacientes es un momento crítico, recomendándose la intubación prolongada y la administración de oxígeno con la ayuda de sedación con narcóticos, así como una estricta monitorización. Pueden emplearse glucocorticoides de acción corta al final del proceso para disminuir la tumefacción de las vías respiratorias.
3. Citología y bacteriología.
La obtención de un lavado de las vías respiratorias para el examen citológico y bacteriológico suele ser recomendable. Se realiza bajo anestesia inhalatoria, con hisopos humedecidos protegidos a través de tubos traqueales.
La evaluación citológica de las
secreciones traqueales a menudo da lugar a cambios inflamatorios inespecíficos,
pero ello no va a modificar en modo alguno el tratamiento del colapso traqueal.
El análisis del líquido bronquial puede ser de ayuda en la valoración de enfermedades de vías respiratorias bajas, ya que la presencia de estas enfermedades puede dar lugar a cambios dramáticos en las presiones traqueales empeorando el colapso traqueal, especialmente en la tos o espiración forzada.
MANEJO Y MONITORIZACIÓN
1.
Manejo
médico
El tratamiento médico del colapso
traqueal es sintomático y paliativo, no curativo.
El tratamiento irá adaptado a
cada individuo, combinando antitusivos, broncodilatadores, antiinflamatorios
corticoesteroides, antibióticos y/o sedantes.
Los antitusivos están indicados para romper el ciclo de la irritación de las vías respiratorias inducidas por la tos. Deben emplearse razonadamente en los casos en los que existe enfermedad de vías bajas concurrente, puesto que hay riesgo de reducir la eliminación de la mucosidad en caso de tos productiva.
Los broncodilatadores son de
ayuda en caso de broncoconstricción cuando hay una enfermedad concurrente de
las vías respiratorias bajas, pero hay que tener cuidado porque estos fármacos
pueden afectar al músculo trachealis dorsal, provocando una mayor flacidez del
mismo.
Los glucocorticoides se usan en exacerbaciones clínicas graves y agudas cuando han aparecido inflamación y edema traqueal por los traumatismos mecánicos en la pared traqueal colapsada por la tos. Su uso continuado puede provocar traqueobronquitis bacteriana y bronconeumonía entre otros.
Los antibióticos se usan basándose
en los resultados de los cultivos de lavados transtraqueales e hisopos de la
garganta. No se recomienda el uso rutinario de los antibióticos en el
tratamiento del CT.
La sedación se hace necesaria en aquellos casos de animales hiperactivos que tienden a tener exacerbaciones agudas del CT en momentos de excitación.
2.
Manejo
quirúrgico
En casos muy graves (grado IV), la resolución del CT se hace mediante cirugía. Existen distintas técnicas, cuyo fin es devolver a la tráquea su diámetro fisiológico. Entre éstas encontramos la colocación de stent intraluminal o de una prótesis extraluminal.
PRONÓSTICO
El pronóstico de los perros con
colapso traqueal va a depender de su gravedad clínica y de la presencia de
otros factores de riesgo como la obesidad y la presencia de enfermedades
concurrentes.
Generalmente los grados I, II y III son manejables con tratamiento médico.