La Equinococosis es una enfermedad parasitaria grave, causada por vermes de la clase de los cestodos, filo platelmintos, al que pertenecen muchas clases de parásitos, que lo son tanto en la fase larvaria como la adulta.
No vamos a entrar en la descripción del parásito, porque lo que más nos
interesa que conozcas es su ciclo biológico, es decir, el cómo, dónde y de qué
manera se desarrolla este animal a lo largo de su vida, qué animales puede
llegar a infectar y de qué manera puede llegar al ser humano; por supuesto qué
métodos tenemos para su prevención, así como su tratamiento.
Antes de meternos en materia,
haremos unas aclaraciones acerca de algunos términos que es necesario conocer:
-
Hospedador intermediario: es aquel en el que el
parásito lleva a cabo una o varias fases de su vida antes de llegar al estado
adulto. En estas fases, se conoce a este parásito como quiste hidático o
hidatídico, ya que se encuentra en este estado (enquistado). En el caso de este
parásito, son los mamíferos herbívoros y omnívoros, entre ellos, el hombre.
-
Hospedador definitivo: el que aloja la forma adulta del
parásito. Son los carnívoros.
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Oncosferas: formas infectantes del parásito.
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Órganos diana: aquellos en los que es más frecuente la
localización del parásito.
Empecemos la descripción del ciclo con el momento en que las oncosferas
son liberadas al medio en las heces del hospedador definitivo, que pueden
llegar a almacenar hasta 800 huevos. El periodo en que son infectantes depende
mucho de las condiciones ambientales, siendo el calor y la humedad factores que
favorecen su supervivencia. Ahí permanecen hasta que llega el hospedador
intermediario, que ingiere los huevos del parásito: en el caso del hombre, la
principal vía de contagio sería el contacto con mascotas parasitadas, en el
caso de animales, por el consumo de pasto contaminado.
Una vez ingeridas, las oncosferas eclosionan en el aparato digestivo del
hospedador intermediario y el parásito comienza un viaje a través de la sangre por
el organismo con muchos destinos posibles:
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Hígado (70-80%): es uno de los principales órganos
diana.
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Pulmón (10-15%)
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Riñones, huesos, encéfalo, músculos, glándulas
salivales, corazón, tiroides, mama, espacio retroperitoneal, glándulas
suprarrenales, tejido celular subcutáneo (15%): son localizaciones menos frecuentes pero igualmente
descritas.
Una vez localizado en uno o varios
de estos órganos, permanece enquistado durante periodos muy variables de tiempo
(incluso años), hasta que el animal infectado muere y sus vísceras son
consumidas por el hospedador definitivo. Una vez ahí, el parásito queda anclado
en el tubo digestivo y va liberando los huevos al medio, cerrando así el ciclo
biológico:
Como podéis imaginar, en
función de la localización del parásito, el hombre puede presentar una
sintomatología u otra, aunque casi siempre provocan lo que se conoce como
“efecto masa”, es decir, que crecen durante años comprimiendo los tejidos
adyacentes.
Muchas veces,
esta parasitosis es un hallazgo perioperatorio: al realizar pruebas
preanestésicas (radiografias o ecografías) o incluso durante una cirugía,
pueden encontrarse estos parásitos, lo que supone un riesgo muy serio, ya que
la extracción de las vesículas puede provocar la ruptura de la pared y que los
parásitos sean diseminados por todo el organismo.
La profilaxis de esta enfermedad se
basa en la desparasitación de rutina de nuestras mascotas, con
antiparasitarios, lógicamente, que cubran esta enfermedad, ya que no todos lo
hacen, y con unas medidas básicas de higiene: lavado de manos antes de comer o
cocinar, evitar un contacto muy directo con animales sin desparasitar…
El tratamiento indicado en pacientes
humanos es quirúrgico, salvo localizaciones inaccesibles o riesgo elevado de
anestesia, en cuyo caso se trataría con los antiparasitarios oportunos.
Esta enfermedad es de Declaración
Obligatoria y en España se diagnostican unos 2000 casos al año. Los
propietarios de mascotas estamos obligados a desparasitar a nuestras mascotas
al menos una vez al año en un centro veterinario para así asegurarnos de que el
producto administrado cubre esta enfermedad, y esta desparasitación anual debe
ser notificada en el RAIA (Registro Andaluz de Identificación Animal).
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