Detrás de una
transfusión de sangre hay mucho trabajo interno del que no se ve ni se sabe
mucho, y vamos a desvelaros este misterio.
Lo primero que
hay que hacer es localizar un individuo apto para la donación, con un peso
superior a 25 kg, en buen estado de carnes y sano, sin ninguna enfermedad
concomitante, debidamente desparasitado y con sus vacunas al día.
Antes de
empezar se realizan varias pruebas, como son la determinación del grupo
sanguíneo (a ambos individuos para confirmar la compatibilidad) y la
realización de test rápidos para descartar que el animal padezca ciertas
enfermedad infecciosas (filariosis, anaplasmosis, erhliquiosis, borreliosis) que
puedan ser transmitidas al receptor a través de la sangre:
Una vez hecho
esto, se procede a la extracción que debe ser limpia y de una sola vez, y a
unas cantidades determinadas calculadas específicamente para el animal
receptor, y que requiere por lo general, realizar una sedación ligera del
donante para evitar movimientos bruscos que anulen el proceso e inutilicen la
bolsa de sangre:
Una vez
llegados a este punto, podemos empezar la transfusión bajo una estricta
supervisión veterinaria, ya que pueden tener lugar reacciones no deseadas de
rechazo que obligan a detener la transfusión:
Por supuesto,
nuestra donante, Milka, se va a casa totalmente despierta, con sus test hechos
(de forma gratuita para el donante), una buena lata de comida para recuperar
fuerzas y…¡un hueso de premio! Lo que ella no sabes es que gracias a gestos
desinteresados como el de su propietaria, se salvan muchas vidas de otros
animales que necesitan de estos tratamientos.
Gracias a todo
este proceso, hemos ganado tiempo para Sixta, esta bulldog francés que llegó a
nuestro Centro remitida por su veterinario y que presentaba un cuadro crónico
indeterminado, pero que la había llevado a tener valores sanguíneos casi
incompatibles con la vida.
Me parece
importante destacar que, en la mayoría de las ocasiones las transfusiones son
remedios temporales a problemas crónicos y por tanto es fundamental tener un
diagnóstico certero que nos permita instaurar un tratamiento que solucione el
problema de raíz.
Esperamos que
gracias a la transfusión hayamos ganado el tiempo suficiente para sacar a
delante a esta pequeña y que todo vaya bien.
¡¡Suerte Sixta!!
También
recordaros que cualquier animal que cumpla con las condiciones citadas, es un
posible donante y siempre está bien contar con un banco de sangre para
situaciones de urgencia, así que cualquier donante será siempre bienvenido, no
dudéis en consultarnos si estáis interesados! Recordad que nunca sabes cuándo
le puede hacer falta a tu mascota.
Cristina Félez Esteban, responsable Áreas Neurología y Etología.
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