jueves, 26 de septiembre de 2013

LUXACIÓN TRAUMÁTICA DE CODO

Paciente: INGRID
Especie: CANINA
Raza: PASTOR ALEMAN
Sexo: HEMBRA
Edad: 2 AÑOS

Nos remiten a INGRID a nuestro centro desde la Clínica Veterinaria Tarazona. Su veterinario habitual nos comenta que el propietario le llamo el día anterior porque la paciente se había escapado y cuando volvió a casa presentaba una inflamación marcada de la extremidad anterior izquierda, principalmente a nivel de la articulación del codo, así como una cojera grave (sin apoyo) de la misma extremidad.
En nuestra consulta confirmamos la inflamación y cojera anteriormente mencionadas. Mediante la palpación encontramos una mayor prominencia del radio y cúbito en la zona lateral.
Se observa una abdución de antebrazo y mano, y semiflexión del codo, además de claros signos de dolor en la zona, con resistencia a la flexión y extensión.
Realizamos un estudio radiológico de la zona observando desplazamiento anormal del cúbito y radio con respecto al húmero, luxación de la articulación, sin hallar evidencias de fractura óseas asociadas.


Diagnosticada la luxación del codo, y teniendo en cuenta que se produjo recientemente y que no existe fractura ósea ni avulsión de ligamentos, procedemos a la resolución cerrada de la misma, consiguiendo una reducción estable, volvemos a realizar un estudio radiológico de la zona para confirmar dicha reducción, así como la integridad de las estructuras de nuevo
Tras la realización de la técnica aplicamos un vendaje acolchado y recomendamos al propietario:
-Continuar con el tratamiento antiinflamatorio.
-Continuar con tratamiento antibiótico (debido a las heridas que presenta en la extremidad afectada.).
-Mantener el vendaje entre 5 y 7 días.
-Mantener un collar isabelino así como procurar los cuidados necesarios para preservar en la medida de lo posible la integridad del mismo.
-Una vez retirado el vendaje comenzar con movimientos pasivos del codo (flexión y extensión) lo antes posible.
-Restringir los movimientos en casa los primeros días, y a paseos cortos con correa las primeras dos semanas.

La resolución cerrada de codo, siempre y cuando no sea crónica (debido a la contractura muscular que se puede generar), y no existan fracturas de las estructuras óseas asociadas, es la técnica de elección en la la luxación traumatica de codo, hallando un buen pronóstico en la mayoría de los casos si se siguen los cuidados posteriores a la misma.

Esta técnica se basa en unos movimientos específicos que garantizan la correcta resolución, ya que si no se realiza correctamente podemos ocasionar daños más graves en las estructuras articulares que van a dar lugar a una mala estabilidad articular y/o a la formación de osteoartrosis en corto-medio plazo.

En las ocasiones en las que no se puede conseguir una buena estabilidad, será necesario la resolución de la misma mediante técnicas quirúrgicas.


Juan Ignacio Sedano Reyes
Responsable del área de traumatología

lunes, 23 de septiembre de 2013

MILO, HISTORIA

Hola me llamo Milo y mi mamá humana quiere que contar mi historia.

Me encontré a Milo un 14 de Septiembre bajo un contenedor. Él solo tenía 3 semanas de vida y estaba desnutrido. Al llevármelo a casa y darle de comer, noté un gran ruido en su pecho. Tuve que llevarlo al veterinario de inmediato y le diagnosticaron Herpesvirus. Milo tenía una gran conjuntivitis y los pulmones llenos de mucosidad. La veterinaria que lo vió creía que no sobreviviría, ya que pesaba menos de 150 gramos y sus pulmones a penas funcionaban. Al paso de 15 días, con muchos cuidados, medicamentos cada pocas horas, comida cada dos.. .pudimos salvarlo y Milo se recuperó.

Al cabo de unos días, me di cuenta de que no se llegaba a curar totalmente, estando siempre con lagrimeo y constantes mocos, pero a base de corticoides y antibióticos se fue llevando la situación.

A sus 6 meses, esterilicé a Milo. Todo fue bien, pero al pasar una semana tuvo unos episodios que creímos que eran de epilepsia.  Lo llevé a la clínica donde acudíamos, y lo medicaron con diazepam. Los episodios eran muy frecuentes, con pupilas dilatadas, nerviosismo, babeo constante. Al ser insostenible la situación lo llevé a vuestra clínica. Esa fue mi primera toma de contacto con el centro veterinario Aljarafe Norte. Me atendió Carmen de urgencias, eran las 12 de la noche, tras varias llamadas con anterioridad.

Esa noche Milo se quedó ingresado, a la espera de hacerle pruebas para valorar su estado. Yo, tras 2 dias de episodios y tal como me dijo mi veterinario anterior, creíamos que lo mas acertado quizás sería dormirlo, ya que Milo no se mantenía despierto sin Diazepam, y sin darle episodios.
Desde aquel día  pienso que llevarlo a la clínica fue mi mejor decisión. Ya lo teníamos todo perdido y el diagnostico de Milo dio un vuelco.
A la mañana siguiente me llama Carmen comentándome que el problema de Milo es que ha perdido la visión, y los nervios, el babeo es producto del estrés que estaba sufriendo por esa situación.  Tras esto nos vamos a casa con tratamiento de antibióticos para intentar solventar el problema ocular. También le hicimos test para saber si podría ser provocado por Herpesvirus o Calicivirus, los cuales dieron  negativo. Milo recupero la visión.
Un año después, tras seguir con la misma situación de mocos constantes, decido hacerle una rinoscopia, tal y como recomendó el veterinario, y volvemos a ponernos en contacto con J. Ignacio.
Tras la prueba le diagnostican a Milo rinitis crónica Linfoplasmoscitaria. Gracias al diagnostico Milo está medicado con antistaminicos y lleva muy buena calidad de vida.  Ahora es un gato sano que pesa 7 kilos.
 
En Diciembre de 2012, me encontré una gatita y decidí que era momento de que Milo tuviese una hermanita, para poder jugar y entretenerse. Ahora Milo es muy feliz junto a su hermana Sassari, les gusta estar juntos y corretear por la casa.

Tanto Milo como yo, os queremos dar las gracias por la atención que siempre nos habéis dado, y sobre todo por ser la decisión acertada que salvó la vida de Milo ante la desesperación que teníamos. Un saludo a todos.

Sandra Dominguez García

viernes, 20 de septiembre de 2013

BARTOLO: TESTÍCULO ABDOMINAL



Bartolo es un macho de raza pincher de dos años de edad.
Previamente a nuestra visita le había sido realizada una orquidectomía (castración) en otro centro veterinario, momento en el cual se advirtió que sólo tenía alojado un testículo en el escroto, por lo que se  diagnosticó criptorquidismo. Al no poder localizar el otro testículo lo remitieron a nuestro hospital, para realizar una ecografía y así  poder situarlo y comprobar la integridad del órgano.

           Durante la ecografía se pudo observar el testículo derecho alojado en la cavidad abdominal. 



En la imagen  podemos ver que la estructura del órgano es normal, pero eso no quiere decir que sea funcional, puesto que los testículos se ven afectados fácilmente por la mayor temperatura que existe en el interior del organismo, perdiendo su capacidad de producir espermatozoides viables.

Tras la ecografía se propuso intervenir a Bartolo, ya que los testículos intraabdominales son más propensos a desarrollar tumores.
De forma preoperatoria se realizó una analítica sanguínea completa para comprobar que Bartolo presentaba un buen estado sanitario, lo que nos da una mayor garantía a la hora de someterlo a una anestesia general. Dado que los resultados estaban dentro de los valores fisiológicos, se sometió a una orquidectomia abdominal. Este procedimiento quirúrgico consiste en un abordaje por línea alba (línea media) con una apertura de pequeño tamaño, dado que el testículo fue localizado ecográficamente de forma previa y esto facilita su abordaje quirúrgico. Una vez exteriorizado el testículo, se ligan (cierre mediante nudos con material de sutura)  la vena y arteria testicular, y el conducto espermático, y se procede a su extracción. Posteriormente se verifica que no existe sangrado y se procede al cierre del abdomen. 


El criptorquidismo es la patología congénita más común en los testículos, los cuales tanto en el perro como en el gato normalmente descienden al escroto hacia el día 10 de vida. El diagnóstico de criptorquidismo se realiza en la octava semana de edad si alguno de los testículos no ha descendido, siendo  un cierre incompleto del anillo inguinal durante los 6 primeros meses uno de los principales factores que facilitan la migración testicular.

El criptorquidismo puede ser uni o bilateral, y los testículos que no han llegado a descender correctamente pueden encontrarse situados tanto en cavidad abdominal, en el canal inguinal o en el espacio subcutáneo. Se ha documentado que la forma más frecuente de criptorquidismo en el perro es la localizada en el canal inguinal derecho, seguida por la criptorquidia abdominal del testículo derecho. En los gatos  la localización más frecuente es en el canal inguinal. La agenesis testicular, o falta de formación de los testículos, tanto uni como bilateral es muy rara.


La incidencia del criptorquidismo es mayor en el perro que en el gato, siendo más frecuente en algunas razas, como  los caniches, yorkshire, chihuahua, boxers y los schnauzers miniatura. En los gatos la raza más predispuesta a sufrir esta patología es la persa.

La presentación de criptorquidismo es un factor de riesgo para el desarrollo de neoplasias testiculares, que ocurren en el testículo que no ha descendido correctamente. Los tumores que se presentan en estos testículos con mayor frecuencia son tumor de las células de sertoli o seminomas. Además la presentación de criptorquidismo no sólo predispone el desarrollo de neoplasias, sino que estos testículos no descendidos son susceptibles de sufrir complicaciones como torsiones e infertilidad, ya que son órganos que se encuentran sometidos a temperaturas inadecuadas para su viabilidad. Sin embargo, a pesar de no producir espermatozoides funcionales siguen produciendo testosterona, que mantiene los comportamientos de marcaje, territorialidad y agresividad. El testículo no descendido suele presentar un tamaño menor que el que está alojado en el escroto.


Está demostrado que se trata de una patología hereditaria, por lo que se recomienda no destinar a la reproducción a los animales que la presenten, ya que transmitirán esta enfermedad a sus cachorros, los cuales también podrán desarrollar las complicaciones antes mencionadas.

El diagnóstico del criptorquidismo se efectúa sabiendo si el animal ha sido castrado, y con la palpación del escroto y región inguinal, pero para la localización de los testículos que no han descendido correctamente la mejor técnica es la ecografía, que además de localizar el testículo para facilitar la cirugía, nos permite observar el estado del mismo, y los posibles cambios morfológicos que pueden producirse.

Siempre que adquiráis un nuevo cachorro es recomendable por tanto, conocer si hay antecedentes familiares de criptorquidismo, así como vigilar que con el desarrollo del cachorro se produzca un correcto descenso de los testículos a sus correspondientes bolsas escrotales.

jueves, 19 de septiembre de 2013

LA HISTORIA DE DERIK

Hola! Me llamo Derik, soy un bichón maltés y tengo ya 15 añazos! Nací un 13 de Julio de 1997 en Sevilla. Me encanta mi familia, entre los que se encuentran Guillermo, Toñi, María, Patri y Carmen. Tanto es eso de que me encanta estar con ellos que cuando van algún lado, hago lo que sea por irme con ellos! No me gusta estar solo. Una vez, en Matalascañas alquilamos una casita, todos se fueron a la playa y claro, como nosotros no podemos entrar en esos sitios...me dejaron en casa. La casa tenía un patio, me dejaron ahí para que corriese y saltara (claro, era más joven, ya no estoy pa esos trotes) y miraron y taparon todo bien para que no me fuese por ningún sitio. Soy un peludo bastante listo y pensé: "a mí, aquí, no me dejais solo, como si saco alas pa irme con vosotros!" Para la sorpresa de mis dueños a la hora de estar ellos en la playa, yo aparecí! La playa estaba a 15 minutos andando, pero yo no tenía prisa...tuve que cruzar carreteras, fue un poco peligroso pero yo terminé con ellos en la playa! Jijiji. A día de hoy, Carmen (la de mi foto) me cuida muy bien, siempre me achucha y me dice "no quiero que te vayas nunca, que llevo desde mis 7 años contigo y tengo ya 23! Que hago yo sin ti!?" Yo la quiero mucho, porque me saca a pasear, me cuida y como estoy ya mayor y con las escaleras de casa he dado ya varios tropiezos siempre que quiero subir o bajar, ella es mi ascensor y me coge en brazos! He tenido la suerte de caer en una buena familia, que me quieren y me cuidan. Y hasta día de hoy, a pesar de mi edad sigo dando guerra!
Un lametón para todos y espero que os haya gustado mi historia de que NO me gusta estar solo!

Por cierto, ya no me vuelven a dejar en patios por muy cerrados que parezcan, pero si me quedo solo, ladro hasta quedarme ronco, no se enteran que quiero ir siempre con ellos? Más sitios para poder ir nosotros porfavor!!!

Carmen Jimenez Toro

martes, 17 de septiembre de 2013

PENSAMIENTO SOBRE MI PERRO...

Él era especial, lo era, al menos para mí y para mi familia. Fue un deseo que pedí de pequeña tras ver la película de Beethoven y, ¡con lo que odiaba mi madre a los perros! Me compró a ese pequeñín que se apoderó de nuestras almas. Bastaron un par de días para que mi madre descubriera que un perro no sólo hace sus necesidades en casa cuando es un cachorro, o que no sólo te muerde los muebles… sino que se convierte de buenas a primeras en un miembro más de la familia, el más fiel. Se convierte en tu mejor amigo, en tu aliado, en tu hombro sobre el que llorar. Se convierte en aquel que no te reprocha nada. En aquel que te oye llorar desde lejos y viene corriendo a lamer esas lágrimas y a sentarse sobre ti porque sabe que con ese pequeño gesto, te animarás.
Él era la alegría de la casa. Siempre nos recibía como loco, subiéndose a la silla del cuarto de mi madre como desde pequeño hacía, porque ella no se podía agachar por problemas de espalda. ¡Y ahí nos montaba la fiesta a todos!
Mi perro no te echaba cuenta si le enseñabas a sentarse o a dar la patita, pero entendía que por donde pasara la fregona, ¡ahí no se pisaba!

Él era como un ángel para mí en situaciones difíciles para cualquier niño. Lo quise como a un hermano, lo adoraba. Era mi pequeño, mi gordito, mi muchas cosas. Y ahora que no está, me doy cuenta de que nunca es suficiente para querer a tu mascota. Que sus vidas son demasiado cortas y cualquier beso o cualquier abrazo por dar no puede quedar pendiente.
Estés donde estés, Toby, que sepas que te sigo pensando, que te sigo queriendo. Que sigo escuchando el sonido de tus patitas corriendo por el pasillo. Que te sigo viendo por las rejillas de la escalera cuando subo por ellas, y tras abrir la puerta sigo viendo tu hocico ansioso por que abra la puerta y,que sigo mirando al suelo para tener cuidado de no pisarte. Sigues aquí presente, para todos. Porque fuiste y siempre serás la alegría de esta casa. Y siempre, tu hueco, será irremplazable.

Ahora estudio auxiliar de veterinaria con la esperanza de poder ayudar a otros perritos a seguir adelante. Con toda mi ilusión, siempre pensando en ti. Tú me hiciste fuerte.

Gracias por cada momento de esos preciosos 11 años ♥. 

Raquel Jiménez Rodriguez

lunes, 16 de septiembre de 2013

NERÓN


Hola chic@s, me llamo Nerón y como mis médicos le han pedido a mi mami que escriba algo sobre mí, vamos a escribir mi historia o, al menos, parte de ella. Lógicamente mi mami, me ayudará a escribirla, ya que por razones que aun no alcanzo a comprender, no sé escribir.
Todo comenzó un día del mes de septiembre; recuerdo que el día era fresco, por lo que debía de ser a finales de mes. Me encontraba en un cuarto jugando con mis hermanos cuando escuché los ladridos de mis papás y pensé: - Bien, nos van a abrir la puerta para salir a jugar fuera!!!-
Así fue; nos abrieron la puerta y todos salimos de aquella habitación al unísono y allí se encontraban: mis papás, mi hermana mayor, mis humanos y otros más que yo aun no conocía. De repente ví como la que iba a ser mi mami se agachó, me llamó al mismo tiempo que movía sus manos, yo me acerque, ella me acarició, me cogió y acurrucó en una mantita.
No entendía muy bien que era lo que pasaba, pero me llevaban fuera de la casa y un mundo nuevo comenzaba para mi al lado de mi dueña.
En el camino, recuerdo que iba sentado encima de mi dueña; me encontraba algo mareado, ya que la experiencia del coche era nueva para mí.
Al llegar a casa, todos estaban muy contentos y, pasados unos minutos, mi dueña dijo: - Puff! Que mal huele.- claro ¿que esperaba?; si venía de estar jugando con mis hermanos en una cuadra… Me cogió y me dio un rico baño con agua calentita, que agustito me quedé. Después del baño, paseando por la casa…- Ey!! ¿Qué haces ahí?- vi a uno de mis hermanos en una de aquellas habitaciones, o al menos en ese momento era lo que yo creía, e intenté jugar con él; lo invité a jugar conmigo, pero cuando yo echaba a correr, él no me seguía. Después comprendí que aquello era un espejo y de que el que jugaba conmigo no era más que mi reflejo, jajajaja.
Al día siguiente, tocaba la visita al veterinario; me atendió una señora que comenzó a jugar conmigo y, cuando me vine a dar cuenta, - Uuyy!! ¿Qué es lo que me ha picado?- era la señora que me había puesto mis vacunas. Yo en ese momento no sabía por qué me lo había hecho y le reñí; entonces mi mami me riñó a mí. Yo pensaba que ya no me volverían a llevar más con aquella doctora, pero me llevarían al menos una vez al año para ponerme mis vacunas.
En fin…Llegamos a mi momento más estresante; mi primer paseo. Todo me daba miedo, aunque en realidad, aun hay ruidos que me asustan bastante. Recuerdo que ya abajo, a punto de salir a la calle, me resistía y tiraba mucho de la correa; no entendía bien que pasaba; lo único que sabía es que  no quería salir. Estando fuera, todo me asustaba y, de repente veo a uno de los míos, Nelo; se me quitó el miedo. Éramos de la misma edad aunque yo era bastante más alto y nos pusimos a jugar. Estando jugando, llegó otro de de la misma estatura que el anterior, pero de edad mucho más avanzada, Rocky; estaba ya muy mayor y era el que se encargaba de reñirnos a Nelo y a mí cuando nos peleábamos.
No todo fue bueno mis primeros años; mi mami me ha tenido que reñir y corregir mucho para que me portara bien y… yo lo intentaba, pero es que había algo dentro de mí que me lo impedía. Mi dueña decía que era por la raza y que somos muy nerviosos; no sé muy bien a que se refiere. ¿Acaso no somos todos iguales?. Bueno, pues por la raza o por los nervios, he roto muchas cosas en casa mis dos primeros años, por todo ello traía a mi dueña loca,- jajaja- pobrecilla, no salía de una cuando la metía en otra.
Nelo y yo discutimos cuando yo tenía alrededor del año y, no sé muy bien por qué, creo que fue por una hembra… menos mal que allí estaba Rocky para ponernos firmes.
Pasó el tiempo y la familia creció; dos de los humanos que van mucho a casa tuvieron dos cachorros. Son muy graciosos y disfruto mucho cuando me acarician, pero lo hacen poco ya que, me excito y como aun no controlo bien mis fuerzas y ellos son pequeños, no juegan mucho conmigo aun.
Ahora llegamos a los momentos más intensos de mi vida, o al menos hasta ahora.
Año 2012: era verano y yo tenía cinco años. España jugaba la final de la Eurocopa; no había nadie por la calle, todos estaban viendo a la selección y me fui con mi mami a dar un paseo. Disfruté mucho y corrí de lo lindo; eran poca las veces que mi dueña me soltaba ya que, cuando me llamaba, me costaba trabajo acudir a ella y no pensaba que eso me fuese a pasar factura.
Al día siguiente, a la hora del paseo por la tarde, repetimos. Salimos a la calle y cuando llegamos al campo mi dueña me suelta, sin percatarse de que me sentiría atraído por una hembra que había en la acera de enfrente. Ahí estaba ella;  algo pequeña de estatura para mí, pero sentí la tentación de ir corriendo a saludarla, como así lo hice. Crucé corriendo la calle, sin pensar si vendrían coches o no, mientras mi dueña me llamaba…pero no lo pude evitar. Cuando saludé a mi amiga, me acordé de que había dejado a mi dueña sola. Volví corriendo para ir a buscarla y, cuando me vine a dar cuenta, no pude frenar y tuve un accidente. Me había atropellado un coche o, más bien, yo atropelle al coche.
Después del golpe me quedé sentado en la calle, intenté ponerme de pie, me dolía todo el cuerpo y…-Oh, no!! No puedo apoyar una de mis patitas.- La mamá de mi dueña se quedó conmigo y sabía que me tocaba ir a ver al doctor y es que me dolía todo, pero nada que ver con el dolor de la pata. Llegó mi mami y me subió al coche, me acosté y nos pusimos rumbo al doctor.
Cuando llegamos no conocí el lugar, me habían llevado a otra clínica, pero me daba igual, lo único que quería era que me quitaran este dolor tan intenso.
Nada más llegar me atendió una doctora, Sara. Me reconoció y valoró mis heridas: mordedura en la boca, varias quemaduras, varios hematomas y  me realizó una placa para ver el alcance de la lesión de mi patita.- Vaya, no pensaba que fuera más que la patita-.
Como iba muy nervioso, me inyectaron un calmante para poder hacerme la radiografía, otro susto. Corriendo me asistieron porque, según dijeron, no respire por un momento (tuve una apnea), pero fue solo eso un susto.
Me hicieron la radiografía y le dijeron a mi dueña que tenia dislocada la cabeza del fémur. – Es cierto que yo siempre he estado algo loco, pero…¿Por qué tengo loca la cabeza del fémur?- no lo entendí, solo sabía que quería que me curaran. Mi dueña me dejó allí, me llevaron a una habitación y me metieron en una jaula…seguía sin entender que pasaba; nunca me había dejado en el veterinario y se había ido, así que hice algo que no me costaba mucho hacer: me enfadé.- No los conozco y me deja aquí!!- pensé.
Pasé muy mala noche, no conseguía acomodarme en el habitáculo. Cuando me relajaba un poco venía Sara a echarme un vistazo, le volvía a reñir. También tenía algo cogido a una de mis patas. Era como un tubito, el cual me hacia la puñeta cada vez que me movía porque se me enredaba en las patas.
A la mañana siguiente había mucho revuelo. Habían llegado más doctores; eran muchos y todos pasaban por allí y yo más me enfadaba, aunque no me servía de mucho. Entonces escuché una voz, me era familiar, oí mi nombre y a los dos minutos aparecieron por las puertas mi dueña y su mamá. Me alegraba de verlas, pero seguía enfurruñado porque me habían dejado solo y además me sentía muy cansado.
Estuvieron poco tiempo, pero vinieron, que era lo importante. Pasado unas horas vuelvo a notar que viene alguien otra vez, les riño pero entonces hacen algo y me entra mucho sueño…
Comienzo a despertarme; he dormido muy bien pero noto algo raro, me habían operado la pata. – Bien, ya no la tengo loca!!-.
Pero a las pocas horas me dolía mucho todo el cuerpo y notaba que mi patita estaba muy caliente.
Al día siguiente, vinieron a recogerme. Tengo la pata algo inflamada, pero me dejan irme a casa. Me pongo muy contento. Al llegar busco enseguida mi cama; está en la habitación y allí me acuesto. Pero comienza a dolerme todo otra vez, voy a tomar algo de agua y vomito, la pata la tengo bastante inflamada, no quiero comer. Mi mami lo intenta pero yo me resisto, no pruebo nada y con las mismas me vuelvo a acostar; me dolía todo…
Por la noche el dolor era tan intenso que no podía quedarme quieto, pasé toda la noche llorando. Por la mañana me seguía doliendo y, como no me encontraba bien, no comí. La pata la tenía muy inflamada y mi dueña decidió llevarme otra vez al veterinario.
Me volvió a ver ese hombre tan alto con el que no me llevo muy bien: J. Ignacio. Me vuelve a reconocer la patita y, aunque sin apenas fuerzas, le gruño bastante.
Allí me quedaré algunos días ingresado; lo pasé muy mal al principio, me dolía todo; las curas eran interminables y yo solo quería una cosa, estar tranquilo. No sabía que es lo que era pero por el tubito que volvía a tener en la pata, me daban algo para el dolor y…funcionaba, ya lo creo que si funcionaba, aunque la pata continuaba bastante inflamada.
Pasaron varios días, dos semanas más o menos. A lo largo de estos días apenas he comido, no tenía apetito, pero mi dueña venía a verme; me introducia la comida en la boca y me obligaba a comer,- que pesada!- pensaba y me lo tragaba sin apenas fuerzas.
Me vuelven a dormir y cuando me despierto veo que ya no tengo mi patita inflamada, aun queda algo pero nada que ver con como estaba y me doy cuenta de que tengo algo en la pata. No sé que es pero dicen que me ayudará para que la pata no se me vuelva a inflamar (drenaje). -Me voy a casa!!!-.
A los pocos días vuelvo al hospital para que me revisen; me alegro de verlos a todos, ya los conozco. Los saludo pero que no me toqueteen mucho. Yo en casa hice de las mías y me quité casi todos los puntos; me riñen un poquillo, cosa que no entiendo, - ¿encima que os ahorro la molestia de quitármelos?-; me quitan los poco que me quedan, me duele y me vuelvo a enfadar. Me ven otra herida nueva, provocada por apoyarme siempre sobre el mismo sitio: upp en el codo de la pata delantera dcha. Una cura más…
Toca una de rayos; noto otro picotazo y me vuelve a entrar mucho sueño… nada, me quedo de nuevo por la inflamación volvía a tener la cabeza del fémur loca (luxación de cadera) así que, tocaba pasar por quirófano y me vuelve a operar ese hombre alto que no me cae nada bien.
Cuando me despierto vuelvo a notar ese ardor en mi pata y me noto algo raro por debajo,- ¡oh, no! Me han castrado, pero…¿Qué están haciendo conmigo?-.
Total, ya no hay remedio. Paso allí la noche y a la mañana siguiente me vuelven a realizar curas; me enfado de nuevo con el hombre alto, - no le perdono lo de abajo-. Me quedé allí de nuevo varios días.
Vuelvo a tener inflamada la patita y me colocan otra vez el drenaje, cosa que me da igual porque me voy a casa con los míos.

Mi dueña me realiza las curas tres veces al día; cada vez que me hace una tardamos casi una hora, ya que me enfado mucho con ella, me duele y no me dejo. Uno de los días en la cura de la mañana me vuelvo a poner alerta, pero comienzo a escuchar algo distinto: ha puesto música, creo que era para relajarse ella mientras me curaba. Pero, sorprendentemente, me relajo yo también. Esta vez hemos tardado menos y, aunque me ha dolido un poco, nada que ver con lo de estos días atrás, gracias a Pablo Alboran y su “Te he echado de menos”.
Vuelvo a hacer de las mías – jajaja, me he quitado de nuevo los puntos-. Mi dueña me lleva de urgencias al hospital.- Pero si eso me lo arreglaba yo con dos lametones!!!-.
Allí me atiende alguien que no conozco. Carmen, tranquiliza a mi dueña y le dice que está bien,- Ves?, si yo sabía que no era para tanto-. Cuando estamos saliendo, Carmen observa una asimetría en mi lomo; otra vez me vuelven a dormir… Bolsa de pús en el lomo, drenaje y otra cura más,- ¡que cansado estoy ya!-.
Pasado unos días voy a la clínica de nuevo, -que raro ¿no?- los saludo a todos, me encuentro bastante bien, algo raro al andar pero de la alegría que tengo de verlos apenas noto nada. Germán, me quita el drenaje del lomo; dice que lo tengo muy bien. Me revisan el resto de las heridas; la quemadura va bien y la úlcera, cada vez tiene más tejido nuevo, se está cerrando muy bien.
Parece que todo está terminando.  Me vuelve a entrar sueño, claro toca radiografía…
Despierto y escucho como están hablando de mí. J. Ignacio le está informando a mi dueña que volvemos a tener el problema en la pata; el hueso vuelve a estar fuera y propone la amputación de la cabeza del fémur. – Este ¿no ha tenido bastante con lo de abajo?!!- y mira que ya no me caía tan mal, pues otra vez me enfado.
Pasado unas tres semanas me vuelven a operar, y me noto algo mejor; me dolía y sentía  quemazón en la pata pero no era como las otras veces. Efectivamente, me ha amputado la cabeza del fémur y aunque cojeo, ando bastante bien. Mientras me están realizando la cura en el quirófano, mis nuevos amigos me ven algo nervioso y comienzan a cantarme el repertorio del Alborán, pero no es lo mismo. –jajajaja-.
Me vienen a buscar y por fin me voy a casa, aunque tengo que volver una vez por semana durante un mes a revisión; debo de andar mucho pero no tenía ganas de nada y mi mami, me obliga a salir a la calle a dar mis paseos. No quiero porque me duele y me cuesta bajar y subir los escalones por lo que me cogen durante la primera semana para sortear el tramo de escaleras. Estamos poco tiempo paseando, pero no me deja parar. Cuando llego a casa estoy tan cansado que me acuesto un poco y se me pasa con ayuda de mis pastillas.
Conforme van pasando las semanas voy mejor. Me van retirando poco a poco la medicación y lo noto; me pongo muy nervioso cuando me va tocando la hora de la pastillita y no me la dan… pero lo llevo con resignación.
Por fin llegamos a la última revisión. Vuelvo a saludarlos a todos muy contento: Gloria, Germán, Carmen, Alcori,… e incluso,- increíble!-, me da alegría de ver a J. Ignacio y también lo saludo. Entro a consulta y la cosa comienza a cambiar. Me comienza a tocar la pata y me enfado, pero esta vez enseguida me deja. – Está todo bien, tiene casi el 100% del movimiento- dice este y me da de alta. – Se acabó!!-.
Todo ha terminado. Me queda mucha rehabilitación, ya que no tengo apenas musculatura, pero mi dueña ya se encargaría de darme de tres a cuatros paseos diarios de una hora cada uno. – ¡Que cansina!- ,pero me viene muy bien.
Volví a consulta, pero ya solo era para mi vacuna. Saludé a las que allí se encontraban: Gloria, Carmen y Alcori… Me la pusieron, me dieron mis chuches y me querían llevar ya a casa pero comencé a tirar de la correa. Consigo que me suelten ya que, no hay nadie en la sala de espera y el jefe no está,- jajaja, me siento como en casa- . Voy hacia mi habitación, esa en la que he pasado tantos días metido; huelo mi jaula pero cuando noto que vienen detrás salgo de inmediato; más vale salir no vaya a ser que me vuelvan a dejar. Me doy mi vueltecita por allí; repaso la sala de rayos, me asomo al laboratorio e incluso casi entro al quirófano pero, Carmen, mi médica me lo impide y observo que sigue todo en orden. Todo sigue igual.
Ya solamente espero ir a mis revisiones para desparasitarme y mis vacunas. He sacado algo muy positivo de todo esto y es que tengo muchos y muy buenos amigos: mis veterinarios, a los que les agradecemos por la paciencia y el trato que me han dado en este largo proceso.
Sé que saben de mí, ya que mi dueña les manda fotos mías de vez en cuando. La última fue hace unos días y estoy en la playa. Os cuento mi novedad, - me da miedo de las olas; cada vez que se acerca una, echo a correr- pero que agustito me quedé cuando veníamos de vuelta.
Ahora sigo con la rehabilitación. Sigo caminando y corriendo cuando puedo pero sin alejarme mucho de mi dueña. Sigo igual de sin vergüenza que siempre pero cuando me llama acudo o me paro, algo más relajado pero aún hago de las mías sobre todo cuando quiero mis chuches. Disfruto más de los míos en casa, estoy más relajado y juego con los peques cuando vienen.
Esperamos que os haya gustado. Sabemos que con unos cuantos párrafos más, sería igual de largo que el Quijote, pero esa ha sido mi historia y mira que se han quedado cosas en el tintero. Agradecido por todo, os saluda vuestro amigo, NERÖN.

P.D.: Sé que no os hemos nombrado a todos, pero sois muchos y no me acordaba del nombre de todos, pero os llevo en el corazón. Nerón.



Nerón y Carmen.


TELIA

¡Hola! Soy una perrita llamada Telia. Nací en el año 1992 en la localidad sevillana de Castilblanco de los Arroyos.
Cuando cumplí 7 años, mis dueños no me podían atender y me regalaron a un pastor.
No me sentía a gusto con esta familia y echaba mucho de menos a mis antiguos dueños, por lo que decidí adentrarme en una gran aventura y acudir en su búsqueda. Anduve por unos campos, atravesé el pueblo hasta que encontré mi casa, pero mis dueños ya no estaban.
Un pequeño llamado Luis, que entonces tenia 5 años, me reconoció y empezó a gritar: ¡Mama he visto a Telia! Su mama  dijo que no era posible ya que me habían regalado a otra familia. Cual fue la sorpresa de su mama, María José,  al reconocer que se trataba de Telia: ¡Verdad es Telia!
María José llamo a mis dueños y les dijo que Telia había aparecido por la urbanización, pero estos no le dieron importancia.
¡¡¡Afortunadamente!!!Dijo Carmelo el marido de María José, ¡nosotros la adoptaremos!
Carmelo, María José, Luis, Samuel y yo formamos una bonita familia.
Con ellos viví como una reina: jugaba, viajaba, tuve abuelos, primos, tíos y muchos amigos.
Por cierto, en mi barriada todos los perros eran de raza y muy bonitos y yo era mestizo y, lo reconozco, muy fea. Cuando paseábamos la gente decía: “que perra mas fea” y María José se ponía como una leona a defenderme: “pues mas la quiero”.
Debido a que mi corazón estaba muy delicado, conocimos el Hospital Veterinario Aljarafe Norte y Juan Ignacio, el dueño y cardiólogo, me llamaba abuela. Yo me ponía como una fiera cada vez que lo oía.
El 2 de noviembre del 2010, mi corazón ya no pudo más y me fui al cielo de los peludos, pero estoy segura de que sigo en el corazón de mi familia.


Telia