miércoles, 29 de febrero de 2012

MENINGOENCEFALITIS DE ORIGEN DESCONOCIDO: A PROPÓSITO DE UN CASO CLÍNICO


Este es el caso de Poncho, un Yorkshire terrier de año y medio que se presenta en nuestro centro tras un episodio convulsivo, desencadenado, según los propietarios, por una situación de excitación.
En el momento del ingreso, el examen general del animal (auscultación, temperatura, nivel de hidratación…) no revela ninguna anomalía, pero se encuentra estuporoso y no responde a estímulos, no convulsiona, pero presenta un movimiento de pedaleo constante, así como signos de síndrome vestibular (*): nistagmo horizontal, cabeza girada, etc.
Con la información de que disponemos, hay bastantes procesos que podrían explicar qué le ocurre a Poncho, por lo que necesitamos realizar algunas pruebas complementarias:
o                   Análisis sanguíneos completos
o                   Radiografías de tórax y abdomen
o                   Ecografía abdominal
o                   Electrocardiograma
Todas las pruebas resultaron dentro de los valores normales y sin alteraciones de ningún tipo, pero son pasos imprescindibles que hay que dar si seguimos el protocolo diagnóstico recomendado.
Llegados a este punto, sólo nos queda recurrir a métodos avanzados de diagnóstico por imagen, que son la resonancia magnética (RM) y la tomografia axial computerizada (TAC), para poder obtener imágenes de que está ocurriendo en sitios de difícil acceso como son, en el caso de Poncho, el interior de la bóveda craneana.
o                   Estudio por resonancia magnética: muestra una serie de alteraciones en la morfología y señal con lesiones multifocales que afectan tanto a sustancia gris como blanca. Se aprecia una gran lesión localizada a nivel del tálamo izquierdo, y también una gran asimetría ventricular del ventrículo lateral derecho, coincidiendo con un área de atrofia cortical.
o                   Estudio del LCR: aumento discreto de células, de las cuales la mayor proporción son monocitoides.
o                   Test de Pandy negativo.
El tipo de lesiones multifocales orienta el diagnóstico hacia las meningoencefalitis de origen desconocido (UME), que engloba las meningoencefalitis inmunomediada, granulomatosa y necrotizante, aunque el diferencial debería incluir las neoplasias primarias y secundarias (glioma, linfoma o metástasis). No obstante, el análisis del LCR inclina el diagnóstico hacia las UME.
El tratamiento de elección en este tipo de procesos es paliativo, orientado a proporcionar calidad de vida al paciente, ya que no existe tratamiento curativo. La elección sería: corticoides a dosis antiinflamatorias, pudiéndose complementar con radio y quimioterapia.
El pronóstico es de reservado a grave, y viene determinado en gran medida por la forma de presentación: ocular, focal y multifocal siendo la más grave la última, y la media de supervivencia de estos pacientes, de 1 a 3 semanas de vida tras la aparición de los síntomas.
En el caso de Poncho, a pesar de tratarse de una forma multifocal, la evolución ha sido muy positiva, con la desaparición de la sintomatología y la mejora del estado general y de ánimo del animal.
Quiero destacar la importancia de la realización del examen neurológico, que nos indicó la localización de la lesión, y con ella, la selección de las pruebas complementarias más indicadas para ir descartando causas de crisis convulsivas. En este caso, la posibilidad de la realización de la RM nos permitió alcanzar un diagnóstico definitivo, que por desgracia no era muy favorable; aunque Poncho hasta el momento de la redacción de este caso, lleva una vida normal y no ha tenido más crisis convulsivas.

(*) Un síndrome es siempre un conjunto de síntomas, por ejemplo el síndrome gripal nos provoca diversos síntomas como son descarga nasal, fiebre, malestar general, dolor de cabeza…

Cristina Félez Esteban
Responsable Área Neurología.

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