martes, 23 de octubre de 2012

EQUINOCOCOSIS


            La Equinococosis es una enfermedad parasitaria grave, causada por vermes de la clase de los cestodos, filo platelmintos, al que pertenecen muchas clases de parásitos, que lo son tanto en la fase larvaria como la adulta.

No vamos a entrar en la descripción del parásito, porque lo que más nos interesa que conozcas es su ciclo biológico, es decir, el cómo, dónde y de qué manera se desarrolla este animal a lo largo de su vida, qué animales puede llegar a infectar y de qué manera puede llegar al ser humano; por supuesto qué métodos tenemos para su prevención, así como su tratamiento.

            Antes de meternos en materia, haremos unas aclaraciones acerca de algunos términos que es necesario conocer:

-          Hospedador intermediario: es aquel en el que el parásito lleva a cabo una o varias fases de su vida antes de llegar al estado adulto. En estas fases, se conoce a este parásito como quiste hidático o hidatídico, ya que se encuentra en este estado (enquistado). En el caso de este parásito, son los mamíferos herbívoros y omnívoros, entre ellos, el hombre.

-          Hospedador definitivo: el que aloja la forma adulta del parásito. Son los carnívoros.

-          Oncosferas: formas infectantes del parásito.

-          Órganos diana: aquellos en los que es más frecuente la localización  del parásito.

Empecemos la descripción del ciclo con el momento en que las oncosferas son liberadas al medio en las heces del hospedador definitivo, que pueden llegar a almacenar hasta 800 huevos. El periodo en que son infectantes depende mucho de las condiciones ambientales, siendo el calor y la humedad factores que favorecen su supervivencia. Ahí permanecen hasta que llega el hospedador intermediario, que ingiere los huevos del parásito: en el caso del hombre, la principal vía de contagio sería el contacto con mascotas parasitadas, en el caso de animales, por el consumo de pasto contaminado.

Una vez ingeridas, las oncosferas eclosionan en el aparato digestivo del hospedador intermediario y el parásito comienza un viaje a través de la sangre por el organismo con muchos destinos posibles:

-          Hígado (70-80%): es uno de los principales órganos diana.

-          Pulmón (10-15%)

-          Riñones, huesos, encéfalo, músculos, glándulas salivales, corazón, tiroides, mama, espacio retroperitoneal, glándulas suprarrenales, tejido celular subcutáneo (15%): son localizaciones menos frecuentes pero igualmente descritas.


            Una vez localizado en uno o varios de estos órganos, permanece enquistado durante periodos muy variables de tiempo (incluso años), hasta que el animal infectado muere y sus vísceras son consumidas por el hospedador definitivo. Una vez ahí, el parásito queda anclado en el tubo digestivo y va liberando los huevos al medio, cerrando así el ciclo biológico:


            Como podéis imaginar, en función de la localización del parásito, el hombre puede presentar una sintomatología u otra, aunque casi siempre provocan lo que se conoce como “efecto masa”, es decir, que crecen durante años comprimiendo los tejidos adyacentes.
Muchas veces, esta parasitosis es un hallazgo perioperatorio: al realizar pruebas preanestésicas (radiografias o ecografías) o incluso durante una cirugía, pueden encontrarse estos parásitos, lo que supone un riesgo muy serio, ya que la extracción de las vesículas puede provocar la ruptura de la pared y que los parásitos sean diseminados por todo el organismo.
            La profilaxis de esta enfermedad se basa en la desparasitación de rutina de nuestras mascotas, con antiparasitarios, lógicamente, que cubran esta enfermedad, ya que no todos lo hacen, y con unas medidas básicas de higiene: lavado de manos antes de comer o cocinar, evitar un contacto muy directo con animales sin desparasitar…
            El tratamiento indicado en pacientes humanos es quirúrgico, salvo localizaciones inaccesibles o riesgo elevado de anestesia, en cuyo caso se trataría con los antiparasitarios oportunos.
            Esta enfermedad es de Declaración Obligatoria y en España se diagnostican unos 2000 casos al año. Los propietarios de mascotas estamos obligados a desparasitar a nuestras mascotas al menos una vez al año en un centro veterinario para así asegurarnos de que el producto administrado cubre esta enfermedad, y esta desparasitación anual debe ser notificada en el RAIA (Registro Andaluz de Identificación Animal). 

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